– ¿Cuánto peso perderé a la semana? Es que si no pierdo rápido me desanimo.
– Claro, entiendo, directamente no coma usted, no me necesita. No pretenda que yo solucione en 1 mes, lo que usted lleva años haciendo mal. Esto conlleva un proceso de cambio y aprendizaje, bla bla bla….
¿Quién no ha hecho esta pregunta cuando va a su nutri? O ¿qué nutri no lo ha escuchado en consulta?
Vamos a comentar un poco de qué depende ese ritmo de pérdida de grasa, que es lo que realmente buscamos.
Cuando comenzamos un plan nutricional para pérdida de grasa, lo primero que perdemos son los depósitos de glucógeno muscular y agua, al reducir nuestra ingesta de hidratos de carbono al día, azúcares y alimentos malsanos, eso supone aproximadamente 1 o 2 kg de golpe en pocos días o a veces hasta más (dependiendo del sujeto) y pensamos que ese ritmo se mantendrá todo el tiempo. Pero sabemos que no es así.
Luego entran en juego nuestras reservas de grasa.
Si nos obsesionamos con la báscula, veremos que nos juega malas pasadas, ya que el peso fluctúa muchísimo cada día e incluso a lo largo del mismo día, dependiendo de lo que comas, frecuencia de ir al baño, tipo de entrenamiento, NEAT, fase del ciclo menstrual en mujeres, etc. Y señores, estos cambios NO SON GRASA.
Por eso, centrarnos en el peso de un día aislado, no tiene sentido, hay que pensar en un cambio a largo plazo y mejora de la composición corporal, ya sabemos la importancia de retener la masa muscular para el éxito de una pérdida de grasa y evitar ese “efecto rebote”. Algunos factores de los que depende el ritmo de pérdida de grasa son:
🔹 Déficit calórico sin duda,
🔹Adherencia,
🔹NEAT,
🔹Entrenamiento,
🔹Porcentaje de grasa inicial.
El ritmo de pérdida de grasa puede ir desde 0.25% hasta 1% del peso o algo más a la semana. No podemos comparar un sujeto con un 30% de grasa inicial, que tendrá facilidad relativamente de perder a mayor velocidad, a un sujeto con un 10-12% de grasa (hombres) o 17-18% grasa (mujeres). Es una pregunta sin respuesta concreta, hay otros parámetros a tener en cuenta para medir progresos. Olvidémonos del PESOCENTRISMO.